domingo, 13 de julio de 2014

MUSEO DE LA MEMORIA
El Centro Cultural Museo de la Memoria (MUME) se encuentra ubicado en Avenida de las Instrucciones 1057,MontevideoUruguay. Es un museo dedicado a la recuperación de la memoria sobre el terrorismo de Estado y la lucha contra la dictadura que azoto a Uruguay entre 1973 y 1985.
El museo está ubicado en donde fue la casa quinta del Dictador Maximo Santos, la propiedad cuenta con un diseño paisajístico destacado entre las otras residencias montevideanas de la época y en particular de la zona del Prado, por conservar aun hoy más de 80 especies vegetales exóticas y poseer un invernáculo, grutas para jugar, e incluso un zoológico privado en los fondos del predio.
Ubicada sobre la Avenida de las Instrucciones entre Bulevar José Batlle y Ordóñez y Avenida Millán, en su origen fue pensada como casa de campo, pues eso era lo que la rodeaba en la época. Santos compró terrenos por valor de $ 4000, a Lino Herosa el 5 de enero de 1877. Este terreno le había sido adjudicado a Silvestre Pérez Brabo en 1725. En la época en que lo adquirió Santos estaba lindero a la quinta del Gobernador Provisorio coronel Lorenzo Latorre.
Santos era famoso por su estilo fastuoso, poco común en esa época. Alternaba su residencia entre el Palacio Santos, donde hoy funciona el Ministerio de Relaciones Exteriores) y esta casa quinta, donde pasó sus días de descanso. Anterior a la construcción de la casa, existió una pequeña residencia la cual Santos decidió tirar abajo al momento de adquirir el predio y así crear una nueva con elementos que estaban de moda en el diseño de casas de campo y jardines del Siglo XIX.
El Museo cuenta con exposiciones permanentes y exposiciones temporales. En sus exposiciones permanentes destacan 'Asesinatos y desaparición forzada', 'Instauración de la Dictadura', 'Resistencia Popular', 'Las Cárceles', 'Recuperación Democrática' y 'El Exilio'.
Esta colección contiene objetos personales de los asesinados o desaparecidos, piezas/documentos que fueron usadas y/o creadas por ellos. También se encuentrann recortes de prensa alusivos al momento de la desaparición y a la lucha llevada adelante por los familiares en tiempo de la democracia reclamando verdad y justicia. Pegotines, afiches, boletines, folletos, grabaciones generadas con el fin de dar a conocer la situación de los desaparecidos.

domingo, 6 de julio de 2014

MUSEO NACIONAL DEL PRADO
El Museo Nacional del Prado, en MadridEspaña, es uno de los más importantes del mundo, así como uno de los más visitados (el undécimo en 2010). Alfonso E. Pérez Sánchez, antiguo director de la institución, afirmaba que «representa a los ojos del mundo lo más significativo de nuestra cultura y lo más brillante y perdurable de nuestra historia».
Singularmente rico en cuadros de maestros europeos de los siglos XVI al XIX (según el historiador del arte e hispanistaestadounidense Jonathan Brown «pocos se atreverían a poner en duda que es el museo más importante del mundo en pintura europea»),su principal atractivo radica en la amplia presencia de VelázquezEl GrecoGoya (el artista más extensamente representado en la colección), TizianoRubens y El Bosco, de los que posee las mejores y más extensas colecciones que existen a nivel mundial,,a lo que hay que sumar destacados conjuntos de autores tan importantes como MurilloRibera,ZurbaránRafaelVeroneseTintoretto o Van Dyck, por citar solo algunos de los más relevantes.
Por crónicas limitaciones de espacio, el museo exhibía una selección de obras de máxima calidad (unas 900), por lo que era definido como «la mayor concentración de obras maestras por metro cuadrado». Con la ampliación de Rafael Moneo, se previó que la selección expuesta crecería en un 50%, con unas 450 obras más. En julio de 2011, muy avanzada la reorganización de las salas, la exhibición permanente ha sumado unas 300 obras, por lo que el total expuesto llega a 1.150, de un inventario de más de 8.600. Además de las pinturas, el Prado posee alrededor de 950 esculturas, 8.200 dibujos, 4.200 grabados, 800 objetos de artes decorativas, 900 monedas y 800 medallas.
Al igual que otros grandes museos europeos, como el Louvre de París y los Uffizi de Florencia, el Prado debe su origen a la afición coleccionista de las dinastías gobernantes a lo largo de varios siglos. Refleja los gustos personales de los reyes españolesy su red de alianzas y sus enemistades políticas, por lo que es una colección asimétrica, insuperable en determinados artistas y estilos, y limitada en otros. Sólo desde el siglo XX se procura, con resultados desiguales, solventar las ausencias más notorias.
El Prado no es un museo enciclopédico al estilo del Museo del Louvre, el Hermitage, la National Gallery de Londres, o incluso (a una escala mucho más reducida) el vecino Museo Thyssen-Bornemisza, que tienen obras de prácticamente todas las escuelas y épocas. Por el contrario, es una colección intensa y distinguida, formada esencialmente por unos pocos reyes aficionados al arte, donde muchas obras fueron creadas por encargo. El núcleo procedente de la Colección Real se ha ido complementando con aportaciones posteriores, que apenas han desdibujado su perfil inicial. Muchos expertos la consideran una colección «de pintores admirados por pintores», enseñanza inagotable para nuevas generaciones de artistas, desde ManetRenoir y Toulouse-Lautrec, que visitaron el museo en el siglo XIX, hasta PicassoMatisseDalíFrancis Bacon y Antonio Saura, quien decía: «Este museo no es el más extenso, pero sí el más intenso».
Las escuelas pictóricas de EspañaFlandes e Italia (sobre todo Venecia) ostentan el protagonismo en el Prado, seguidas por elfondo francés, más limitado si bien incluye buenos ejemplos de Nicolas Poussin y Claudio de Lorena. La pintura alemana cuenta con un repertorio discontinuo, con cuatro obras de Durero y múltiples retratos de Mengs como principales tesoros. Junto al breve repertorio de pintura británica, circunscrito casi al género del retrato, hay que mencionar la pintura holandesa, una sección no demasiado amplia pero que incluye a Rembrandt.
Aunque sean aspectos menos conocidos, el museo cuenta también con una importante sección de Artes decorativas (Tesoro del Delfín) y con una colección de esculturas, en la que destacan las greco-romanas.
El edificio que alberga el Museo del Prado fue concebido inicialmente por José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca yPrimer Secretario de Estado del rey Carlos III, como Real Gabinete de Historia Natural, en el marco de una serie de instituciones de carácter científico (pensadas según la nueva mentalidad de la Ilustración) para la reurbanización del paseo llamado Salón del Prado. Con este fin, Carlos III contó con uno de sus arquitectos predilectos, Juan de Villanueva, autor también del vecino Real Jardín Botánico y del Real Observatorio Astronómico, con los que formaba un conjunto conocido como la Colina de las Ciencias.
El proyecto arquitectónico de la actual pinacoteca fue aprobado por Carlos III en 1786. Supuso la culminación de la carrera de Villanueva y una de las cimas del Neoclasicismo español, aunque dada la larga duración de las obras y avatares posteriores, el resultado definitivo se apartó un tanto del diseño inicial.
Las obras de construcción se desarrollaron durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, quedando el edificio prácticamente finalizado a principios del siglo XIX. Pero la llegada de las tropas francesas a España y la Guerra de la Independencia dejaron su huella en él; se destinó a fines militares (cuartel de caballería) y cayó prácticamente en un estado de ruina; las planchas de plomo de los tejados fueron fundidas para la fabricación de balas.
El 19 de noviembre de 1819 se inauguraba discretamente el Museo Real de Pinturas (primera denominación del museo), que mostraba algunas de las mejores piezas de las Colecciones Reales españolas, trasladadas desde los distintos Reales Sitios. En este comienzo el museo contaba con 311 cuadros expuestos en tres salas, todos ellos de pintores de la escuela española, aunque almacenaba muchos más. En años sucesivos se irían añadiendo nuevas salas y obras de arte, destacando la incorporación de los fondos del Museo de la Trinidad, creado a partir de obras de arte requisadas en virtud de la Ley de Desamortización de Mendizábal (1836). Dicho museo fue absorbido por el Prado en 1872.Sólo gracias al interés manifestado por Fernando VII y, sobre todo, por su segunda esposa, Isabel de Braganza, se inició, a partir de 1818, la recuperación del edificio, sobre la base de nuevos diseños del propio Villanueva, sustituido a su muerte por su discípulo Antonio López Aguado.
Tras el destronamiento de la reina Isabel II de España en 1868, el Museo Real pasó a ser nacional, medida ya irreversible tras absorber al citado de la Trinidad, puesto que ello supuso además que asumiera la designación como Museo Nacional de Pintura y Escultura que hasta entonces había tenido éste. Esta denominación se mantuvo hasta 1920, año en que por Real Decreto de 14 de mayo recibió oficialmente la actual de Museo Nacional del Prado, que era como se lo conocía habitualmente ya con anterioridad.Después se fueron integrando en él otras instituciones, entre las que destaca especialmente el Museo de Arte Moderno en1971 —salvo su sección del siglo XX, que se convertiría posteriormente en la base inicial del Museo Reina Sofía—. Otras colecciones que engrosaron la del Prado fueron las pinturas del Museo-Biblioteca de Ultramar, que habían sido traspasadas al Museo de Arte Moderno tras su disolución en 1908, y parte de la colección del Museo Iconográfico, efímero museo instalado provisionalmente en 1879 en el mismo edificio del Museo del Prado y que una década más tarde fue suprimido, repartiéndose sus fondos entre varios museos, incluido el Prado, bibliotecas y sedes de organismos oficiales. El ingreso de las colecciones de otros museos obligó a la institución a incrementar su política de difusión de fondos, mediante la creación de depósitos estables de obras de arte en otras instituciones públicas y privadas, en España y también en algunos casos en el exterior (embajadas y consulados).

Durante el siglo XIX y buena parte del XX el Prado vivió una situación de cierta precariedad, pues el Estado le destinó un apoyo y unos recursos insuficientes. Las deficientes medidas de seguridad, con una parte del personal del museo residiendo en él y montones de leña almacenados para las estufas, provocaron la alarma de algunos entendidos. Fue muy sonado el artículo de Mariano de Cavia publicado en 1891 en la portada de El Liberal, que relataba un ficticio incendio que había arrasado el Prado. Los madrileños se acercaron al lugar alarmados, y la falsa noticia ayudó a la adopción de algunas mejoras de urgencia.
Una gran parte de las obras maestras del Prado fueron evacuadas durante la Guerra Civil. Sufrieron un largo periplo a lo largo de diversos lugares del levante español (ValenciaCataluña) hasta llegar a Ginebra. Al finalizar la contienda se reintegraron al museo tras casi tres años de ausencia.
En 1995, un acuerdo parlamentario suscrito por los dos principales partidos de las CortesPP y PSOE, puso al museo a salvo de los vaivenes políticos y proporcionó la calma necesaria para un proceso de modernización, que incluía cambios jurídicos además de la ampliación. Ésta, tras un controvertido concurso de ideas, fue adjudicada al arquitecto Rafael Moneo, ya bien conocido en estas lides por sus trabajos en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y el Museo Thyssen-Bornemisza, entre otros.A pesar de diversas ampliaciones de alcance menor, el Prado sufría limitaciones de espacio, más graves a partir de los años 60, cuando el boom turístico disparó el número de visitantes. Poco a poco, la pinacoteca se adaptó a las nuevas exigencias técnicas; el sistema de filtrado y control del aire se instaló en los años 80, coincidiendo con la restauración de muchas pinturas de Velázquez. El tejado, construido con materiales dispares y mediante sucesivos remiendos, sufrió ocasionales goteras, hasta que en 1995 se convocó un concurso restringido para su remodelación integral, ganado por los arquitectos Dionisio Hernández Gil y Rafael Olalquiaga, ejecutándose las obras entre 1996 y 2001.
El Prado es gobernado por un director (actualmente Miguel Zugaza, en el cargo desde el año 2002), asistido por el Real Patronato del Museo, presidido desde 2012 por el jurista, diplomático y político José Pedro Pérez-Llorca. Su presupuesto previsto para el año 2012 es de 44 millones de , de los que un 63% corresponderá a ingresos generados por el propio Museo: venta de entradas (10 millones de € en 2010), tiendas y patrocinios privados, y el resto a la aportación del Estado.